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Mañana, 23 de abril, se celebra en todo el mundo el “Día Internacional del Libro”. En conmemoración de dicha efeméride reproducimos a continuación el primero de una serie de tres artículos acerca de algunos de los grandes libros de la ciencia, escrito por el Dr. José María Riol Cimas, Profesor Titular de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de La Laguna y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. El artículo se publicó en el periódico “La Opinión de Tenerife”, y está disponible en su formato original en la sección “Biblioteca” de esta página web. Los siguientes artículos se publicarán en nuestra web los días 23 y 24 de abril de 2014.
Grandes libros de la ciencia (1).
Hoy, el principal medio para comunicar los resultados científicos es la publicación de artículos en las revistas científicas. No obstante, a lo largo de la historia de la ciencia, muchas veces los resultados se han publicado en libros, algunos de los cuales se han convertido en joyas de la cultura universal. A continuación, algunos ejemplos.
De humani corporis fabrica, libri septem (Siete libros sobre la estructura del cuerpo humano, 1543).
En 1543 se publicó un libro que señaló el nacimiento de la Anatomía como ciencia. Su autor fue un médico belga de sólo 29 años llamado Andries van Wesel, más conocido por su nombre latinizado: Andreas Vesalius (1514-1564).
Con su magna obra consiguió desmantelar la Anatomía humana propuesta por el médico griego Galeno de Pérgamo más de mil trescientos años antes. Una Anatomía que, pese a basarse en disecciones de animales, había conseguido pasar por humana gracias al prestigio de Galeno como “padre” de la Medicina junto con Hipócrates, al peso de los siglos oscuros de la larga Edad Media, a la prohibición de las disecciones humanas durante casi dos mil años y, sobre todo, gracias al apoyo prestado por la jerarquía cristiana a la obra galénica, lo que hacía especialmente peligroso cuestionarla.
Se trataba del primer libro de Anatomía humana en el que lo sobrenatural quedaba al margen para centrarse exclusivamente en la evidencia. Además, en el libro aparecían más de doscientos dibujos anatómicos fidedignos, que fueron hechos con enorme realismo y belleza por Jan Stephan Kalkar, del estudio del pintor veneciano Tiziano.
Exercitatio anatomica de motu cordis et sanguinis in animalibus (Un ejercicio anatómico sobre el movimiento del corazón y la sangre en los animales, 1628).
Lo escribió William Harvey (1578-1657), un médico inglés de cincuenta años, poniendo fin a cientos de años de especulaciones filosóficas acerca del papel desempeñado por el corazón en el hombre y en los animales. El libro, escrito en latín y publicado en Frankfurt en 1628, sólo tenía setenta y dos páginas y cuatro ilustraciones que consiguieron revolucionar el conocimiento médico de la época, sentando las bases de la Fisiología moderna con el descubrimiento del mecanismo de la circulación sanguínea.
Con esta obra Harvey acababa con la suposición milenaria de que la sangre era fabricada en el hígado a partir de los alimentos, para luego ser transportada por las venas a todo el organismo, formando así la materia corpórea. Antes del siglo XVII se pensaba que la sangre se consumía en este proceso de alimentación corporal y, por lo tanto, se tendría que producir sangre nueva constantemente y en gran cantidad.
Harvey consiguió terminar con esta creencia mediante la observación y la experimentación, “calculando el volumen bombeado por hora por el corazón, que resultó ser de unos 260 litros, una cantidad equivalente a más del triple del peso de un hombre normal”. Esto le hizo defender la imposibilidad de que el cuerpo humano pudiera fabricar tal cantidad de sangre en tan corto espacio de tiempo, por lo que parecía razonable pensar en la circulación continua de un volumen mucho menor.
Micrographia (Micrografía, 1665).
Su autor fue Robert Hooke (1635-1703), el “curator” o conservador y encargado de experimentos de la Royal Society de Londres. El libro, escrito en inglés y con un estilo asequible para un público culto, se convirtió en el primer gran tratado del mundo microscópico. En él se describen cincuenta y siete observaciones microscópicas y tres telescópicas, acompañadas por cincuenta y ocho grabados magníficos.
Quizá el gran éxito de Micrographia se debió a que no se trataba de una investigación exhaustiva sobre un asunto en particular, sino de muy diferentes observaciones microscópicas que abrían al público en general las puertas de un nuevo mundo: el mundo microscópico. Robert Hooke, mediante su microscopio, observó y describió “detalles invisibles de los objetos visibles”. Habría que esperar unos años para que Antoni van Leeuwenhoek (1632-1723) se aventurara a indagar también allí donde no había nada visible para el ojo desnudo.
Aunque el libro de Hooke ha pasado a la historia como Micrographia, en realidad su título completo es Micrographia: or some physiological descriptions of minute bodies made by magnifying glasses with observations and inquiries thereupon.
Figura: El 450 aniversario de De humani corporis fabrica, de Andreas Vesalius, en un sello de correos de Bélgica de 1993. La imagen de este sello de correos se ha utilizado exclusivamente con fines docentes y divulgativos, sin ánimo de lucro.
Categoría: Publicaciones Recomendadas.
JMRC.
ACDC. 22Abr2014.