Investigadores norteamericanos han fabricado vasos sanguíneos «ensamblando» bloques de células como si levantaran un edificio.De la misma forma que los niños montan edificios con bloques de Lego, científicos del Instituto Técnico de Massachusets (MIT) han sido capaces de replicar tejido humano en laboratorio ensamblando unas células con otras. Por el momento, los investigadores han conseguido crear vasos sanguíneos, pero la novedosa técnica, bautizada como «micromasonry», puede ir mucho más allá en el futuro y conseguir reproducir órganos completos. Si logra su último objetivo, supondría una auténtica revolución en el campo de la medicina. Miles de personas gravemente enfermas en todo el mundo no tendrían que esperar, en ocasiones de forma angustiante, al trasplante de un corazón o de un hígado.
Hasta ahora, uno de los principales obstáculos que los investigadores se han encontrado para «fabricar» órganos artificiales ha sido la posibilidad de «montarlos» en tres dimensiones en lugar de formar estructuras planas. Se han conseguido algunos tejidos simples, sí, como piel o cartílago, pero sin la complejidad de los naturales. Resultaban demasiado pobres. Y esto es lo que ha resuelto el equipo de la División de Ciencias de la Salud y Tecnología (HST) de la Harvard-MIT, como si fuera un juego de niños, pero con células vivas, en un trabajo de microingeniería orgánica digo de admiración.
Como el cemento
Para construir este «Lego biológico», los investigadores emplearon un material similar al gel que cuando se ilumina se endurece y une las células, de la misma forma que el cemento mantiene pegados los ladrillos. Las células toman forma de cubo cuyos lados van desde 100 hasta 500 millonésimas de metro de longitud. Después, los cubos se disponen adecuadamente y se unen de nuevo para crear tejidos artificiales.
Los investigadores han utilizado este método para construir tubos que podrían funcionar como vasos capilares, lo que podría ayudar a superar uno de los problemas más persistentes en la fabricación de órganos, la ausencia de suministro de sangre. «Si construye un órgano, pero no puede proporcionarle los nutrientes, se va morir», explica Javier Gómez Fernández, del HST. Un paso más allá, el trabajo podría conducir a una nueva forma de hacer un hígado artificial o un tejido cardíaco.
Además, el sistema de «legos» tiene la gran ventaja de que no requerir ningún equipo especial. «Se puede reproducir en cualquier laboratorio, es muy simple», asegura Gómez. El trabajo ha sido publicado en la revista online Advanced Materials.
FUENTE: FECYT