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Vesalius y la Anatomía moderna
 

El día 31 de diciembre se cumplen 499 años del nacimiento, en 1514, de Andreas Vesalius. En conmemoración de dicha efeméride reproducimos a continuación el artículo sobre su vida y obra escrito por el Dr. José María Riol Cimas, Profesor Titular de Bioquímica y Biología Molecular en la Universidad de La Laguna y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. El artículo se publicó en el periódico “Diario de Avisos”, de Santa Cruz de Tenerife, y está disponible en su formato original en la sección “Biblioteca” de esta página web.

Vesalius y la Anatomía moderna.

En el año 1543 se publicaron dos libros capitales que contribuyeron decisivamente al nacimiento de lo que hoy conocemos como ciencia moderna. Ese año, un polaco de setenta años llamado Mikolaj Kopernik (Nicolás Copérnico) daba a la imprenta poco antes de morir una obra en la que se expulsaba a la Tierra del centro del universo, el lugar atribuido hasta ese momento, para ser sustituida por el Sol. De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes), el libro en cuestión, vendría a revolucionar la Astronomía y el pensamiento del momento al proponer un universo heliostático y heliocéntrico, en el que la Tierra pasaba a ser sólo un planeta más de los que giraban alrededor de nuestra estrella, el Sol. Justamente lo contrario de lo que indicaba el sentido común, pues todo el mundo en aquellos años sabía que la Tierra estaba quieta, y era el Sol el que se movía a lo largo del día, de este a oeste, por encima de sus cabezas...

También en 1543 se publicaba otro libro que, si bien no tuvo la repercusión del anterior, señaló el nacimiento de la Anatomía como ciencia. Su autor fue un médico natural de Bruselas de sólo 29 años, llamado Andries van Wesel, más conocido por su nombre latinizado: Andreas Vesalius (1514-1564). Con su magna obra, titulada De humani corporis fabrica, libri septem (Siete libros sobre la estructura del cuerpo humano), consiguió desmantelar la Anatomía humana propuesta por el médico griego Galeno de Pérgamo más de mil trescientos años antes. Una Anatomía que, pese a basarse exclusivamente en disecciones de animales, había conseguido pasar por humana gracias al prestigio de Galeno como “padre” de la Medicina junto con Hipócrates, al peso de los “siglos oscuros” de la larga Edad Media, a la prohibición de las disecciones humanas durante casi dos mil años y, sobre todo, gracias al apoyo prestado por la jerarquía cristiana a la obra galénica, lo que hacía especialmente peligroso cuestionarla.



Siete libros sobre la estructura del cuerpo humano era una bofetada a Galeno y, sobre todo, a sus seguidores, por lo que Vesalius tuvo que soportar su furia, en especial la de quien había sido su profesor en la Universidad de París, Jacob Sylvius, el anatomista más influyente de Europa. Pero lo más importante era que se trataba del primer libro de Anatomía humana en el que lo sobrenatural quedaba al margen para centrarse exclusivamente en la evidencia. Además, en el libro aparecían más de doscientos dibujos anatómicos fidedignos, que fueron hechos con enorme realismo por Jan Kalkar, del estudio del pintor veneciano Tiziano. Es cierto que no era la primera vez que aparecían ilustraciones en un libro de Anatomía, pues veintidós años antes habían aparecido otras en la obra Commentaria, de Iacopo Berengario de Carpi, pero eran unas imágenes tan toscas que nada tenían que ver con los maravillosos y precisos dibujos de Kalkar que, según se cuenta, terminó algo más que harto de trabajar a las órdenes del puntilloso Vesalius.

Con frecuencia se piensa que los descubrimientos científicos tienen su origen en el puro afán de conocimiento de los investigadores: no siempre es así. Al menos no lo fue en el caso de Vesalius, un hombre ambicioso que tuvo siempre como objetivo convertirse en médico del Emperador Carlos V, por lo que a la edad de veintitrés años se planteó la publicación del libro de Medicina más espectacular escrito hasta el momento con el fin de impresionar favorablemente al Emperador. Así que puede afirmarse que su interés por convertirse en “funcionario” Real dio lugar a uno de los libros fundamentales de la ciencia moderna. Una vez conseguido su objetivo, poco después de la publicación de su gran obra, prácticamente dejó de lado la investigación anatómica para dedicarse a la cómoda vida de la Corte y a la atención de la salud de Carlos V y luego de su sucesor, Felipe II, hasta su muerte en extrañas circunstancias en la isla griega de Zante, a la vuelta de una peregrinación a Jerusalén, cuando contaba cincuenta años de edad.

Vesalius, que antes de su nombramiento como Médico Real ocupaba la cátedra de Anatomía en la Universidad de Padua, tuvo ocasión de formar a un buen número de discípulos, bien directamente, bien a través de su obra, entre los que destacaron Realdo Colombo, Gabriele Fallopio, Girolamo Fabrici D’Acquapendente y Bartolomeo Eustaquio. Ellos fueron el origen de la escuela italiana de Anatomía, convirtiendo a la Universidad de Padua en el centro europeo del conocimiento anatómico y fisiológico. Cualquier médico que quisiera estudiar tales disciplinas científicas debía hacerlo en dicha universidad si pretendía obtener la mejor formación. Este fue el caso de un joven estudiante inglés, discípulo de D’Acquapendente que, en 1628, descubriría el mecanismo de la circulación sanguínea: William Harvey.

Figura: Una imagen de Andreas Vesalius en un sello de correos de Bélgica de 1964, conmemorativo del cuadringentésimo aniversario de su muerte. La imagen de este sello de correos se ha utilizado exclusivamente con fines docentes y divulgativos, sin ánimo de lucro.

Categoría: Publicaciones Recomendadas.

JMRC.
ACDC. 31Dic2013.


Enviado el Martes, 31 diciembre a las 10:42:21 por divulgacioncientifica (1445 lecturas)
 
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