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Marcianos y militares: una simple y mala película
 

El 27 de junio se publicó en “Principia”, el suplemento de divulgación científica del periódico “Diario de Avisos”, de Santa Cruz de Tenerife, coordinado por Verónica Martín, el artículo titulado “Marcianos y militares: una simple y mala película”, escrito por Ricardo Campo Pérez, Doctor en Filosofía y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica. Por su gran interés lo reproducimos más abajo. Se puede descargar el artículo en su formato original en ESTE ENLACE.

Marcianos y militares: una simple y mala película.

Llegó el verano, y con él, las visitas de marcianos al planeta, como corresponde. Así, ha llegado a España la noticia de que el Ministerio de Defensa británico (MoD) acaba de desclasificar una nueva y última colección de informes sobre “luces extrañas” (sea eso lo que sea), concretamente la que abarca de 2007 a 2009 (desde el blog del folclorista británico David Clarke http://drdavidclarke.co.uk, portavoz y consultor del The National Archives UFO Project, se puede acceder a toda la información). La oficina que se encargaba de recibir las llamadas de gente que veía cosas raras cerró ese año debido a su escasa utilidad militar y al gasto económico que acarreaba. ¡Pobres marcianos!: son incapaces de presentarse a la vista de todos y obligan a la gente a hacer de intermediarios: “que vi una luz”; “que vi un ser”; “que vi un platillo”, y así otras muchas historias. Entre la información desclasificada por el Ministerio de Defensa británico aparece el testimonio de una persona que aseguraba haber vivido con un alienígena “durante un tiempo” y el de otro que denunció la abducción de su perro. No me negarán que estamos ante auténticos enigmas científicos, y que todo lo demás son boberías. Y los más avispados montando congresos y reuniones para ordeñar la mente de quienes se tragan todos estos rumores como si fuesen conocimiento requeteconstrastado.



Ninguno de los avistamientos comunicados sugiere “presencia extraterrestre o amenaza militar” para el Reino Unido, a pesar de que en los documentos, que ya se encuentran en el Archivo Nacional británico, aparecen numerosas llamadas de ciudadanos que aseguraron haber sido testigos de algún fenómeno extraño en ubicaciones cercanas a sitios emblemáticos del país como el Parlamento o Stonehenge. Seguramente los más alucinados aficionados al platillismo pensarán que se trata de una forma de ocultación más, pero ¿no habría sido mejor, en ese caso, no divulgar esos testimonios procedentes de lugares tan sensibles, aunque no fuera más que por evitar el ruidoso pataleo de los cuentistas y creyentes en las visitas de marcianos a la Tierra? La existencia de ese negociado de los ovnis en el MoD no hizo más que propiciar las llamadas por parte de testigos predispuestos y obsesionados, alimentados por la prensa amarillista y por la cultura popular de las visiones y las películas de invasiones alienígenas. El mito es una pescadilla que se muerde la cola, y el inútil periodismo del misterio es incapaz de salirse de tal círculo vicioso.

También en España tuvimos una desclasificación en los años 90. Al igual que ocurrió con la británica, recién finalizada, no hay nada en las casi 2.000 páginas de información archivadas en la Biblioteca del Cuartel General del Aire en Madrid (a disposición de quien desee realizar copias) que haga pensar, ni siquiera de lejos, que alguna nave de origen extraterrestre se paseara por la geografía española en alguna ocasión. Destacan en ese archivo los casos canarios de los años 70, grandes bolas luminosas vistas al anochecer causadas por lanzamiento de misiles Poseidon desde submarinos al oeste de las islas (http://www.ikaros.org.es/misiles.htm). La campaña difamatoria contra el Ejército del Aire y algunos investigadores críticos por parte del periodismo sensacionalista fue tan insistente como inane. A los militares, en particular a los norteamericanos, el mito de los platillos volantes les ha sido muy útil para ocultar pruebas de aeronaves secretas. Para el resto, ha sido en gran medida una molestia sin utilidad, viéndose obligados a realizar entrevistas a testigos por la posibilidad de esas visiones resultasen ser violaciones del espacio aéreo nacional por parte de aviones de potencias extranjeras. Los marcianos, extraterrestres y otros angelitos a bordo del platillo viven en la imaginación de los creyentes, en los libros de color amarillo y en la cultura popular, pero son innecesarios para entender por qué los Ejércitos acumularon durante décadas información al respecto con carácter reservado.

Categoría: Publicaciones Recomendadas.

ACDC. 28Junio2013.


Enviado el Viernes, 28 junio a las 10:18:00 por divulgacioncientifica (966 lecturas)
 
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