En ella encontrarán toda la información sobre las actividades desarrolladas por el ACDC de la Universidad de La Laguna (Tenerife) en relación con nuestros intereses: la divulgación científica, el análisis objetivo de las pseudociencias y la difusión del pensamiento crítico.  
Síguenos
Escépticos en el pub (Canarias)
Nuestra Universidad
Nuestra web hermana

La página web de los Cursos Universitarios Interdisciplinares de Extensión Universitaria “Ciencia y pseudociencias” de la Universidad de La Laguna
Petición

Pide que los remedios homeopáticos indiquen que su eficacia no está demostrada
El ACDC se adhiere

¡Fírmalo tú también!
No al recorte del Presupuesto en I+D
Otras Opciones
· Galería de Imágenes
· Consultas
· Encuestas
· Buscador
· Recomiéndenos
· Tu Cuenta
Usuarios Registrados
Nombre de usuario

Contraseña

Si todavía no tienes una cuenta, puedes crearte una. Como usuario registrado tendrás ventajas como enviar comentarios en los artículos o recibir información de nuestras actividades.
La evolución sin sentido
 

Publicamos a continuación una reseña del libro “La evolución sin sentido”, escrita por Carolina Martínez Pulido, Doctora en Biología, ex-Profesora de Fisiología Vegetal en la Universidad de La Laguna (ULL) y miembro del Aula Cultural de Divulgación Científica (ACDC) de la ULL.

La evolución sin sentido.

En mayo de 2013 salió a la luz el libro “La evolución sin sentido”, en el que dos prestigiosos científicos evolucionistas: Jordi Agustí y Eudald Carbonell, miembros del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), se dirigen conjuntamente al gran público para hablar sobre nuestros orígenes y evolución.

Se trata de un proyecto que los autores venían acariciando desde hace varios años: plasmar sus puntos de vista en una serie de conversaciones. Aunque los planes tardaron un tiempo cumplirse, terminaron por lograrlo de la mano de una periodista científica, Yolanda García que, en palabras de los expertos: «supo encauzar los debates justo por las sendas que podían ser más interesantes para el público en general». Y ciertamente lo han conseguido.

En ocho conversaciones, cada una de ellas incluida en un capítulo cerrado con valiosas lecturas recomendadas, logran atrapar al lector con sus reflexiones sobre apasionantes cuestiones acerca de nuestros orígenes. ¿Qué nos hace humanos? (capítulo 1); ¿Quiénes somos? (capítulo 2); o el intrigante tema sobre la vida y extinción de los neandertales (capítulo 3). Asimismo, nos llevarán de visita por los fascinantes yacimientos de la Sierra de Atapuerca (capítulos 4 y 5); viajaremos a Georgia, donde se han hallado los primeros homínidos que salieron de África (capítulo 6); y recordaremos al gran evolucionista, Charles Darwin (capítulo 7). Finalmente, como cereza que corona una más que atractiva tarta, disfrutaremos de jugosos comentarios bajo el título de «Hasta aquí hemos llegado».



Desde el comienzo, Jordi Agustí aclara que «nuestra especie constituye un experimento fascinante de la evolución, y sería fantástico que también se hubiese repetido en otros planetas. Ahora nos encontramos en una fase crítica de nuestra historia evolutiva. […]. El futuro de nuestra especie tiene ese carácter impredecible que ha sido siempre intrínseco a la evolución del linaje humano. Ojalá el experimento salga bien» (página 42).

Entre las características propias de nuestra especie, agrega Eudald Carbonell, sobresale el que «somos los únicos que podemos disponer de autoconciencia, aunque no tenemos por qué haber sido los únicos que hemos tenido esta capacidad en el transcurso de la evolución». Las demás especies del género Homo se han extinguido, pero ahora sabemos que algunas de ellas disponían de lenguaje, conocían el fuego y enterraban a sus muertos. O sea, que otras especies que no eran la nuestra tenían conductas consideradas humanas. «En el fondo −subraya el científico− ha existido, y sigue existiendo, una visión seudocientífica que atribuye la singularidad humana sólo a Homo sapiens. Pero esto, con los conocimientos actuales, es incorrecto.»

Entre las especies extinguidas, sin duda, Homo neanderthalensis es la más próxima a nosotros, pero no es nuestra antepasada sino nuestra hermana y, afirma Carbonell, «muy probablemente, por lo que hemos investigado, ellos [los neandertales] tenían una inteligencia parecida a la nuestra». Se trata de una moderna visión de estos humanos, ya que durante largas décadas desde principios del siglo XX se hizo una interpretación muy sesgada de los neandertales, describiéndolos como una forma atrasada, casi goriloide que apenas podía caminar erguida.

Aunque entre neandertales y sapiens no haya muchas diferencias, sí está claro, anota Agustí, que «nuestros linajes se distanciaron hace unos 600.000 años, lo que en la práctica significa que se trata de dos especies diferentes, o casi diferentes, ya que hubo un minúsculo episodio de hibridación hace unos 80.000 años». Para la mayoría de los expertos, Homo neanderthalensis y Homo sapiens descienden de un antepasado común, Homo heidelbergensis.

Desde una perspectiva basada en los datos más recientes, Carbonell sostiene: «Pienso que el neandertal era humano en el sentido que entendemos nosotros por humanidad, tanto anatómica como socioculturalmente. Es decir, sí existen diferencias de locomoción, de conducta, pero, en mi opinión, si una cría de neandertal fuera socializada en una población de Homo sapiens, tendría una capacidad de humanización parecida y podría entrar en el rango de variabilidad de lo que conocemos como inteligencia moderna» (página 64).

Carbonell y Agustí recapacitan también sobre la extinción de los neandertales, una de las cuestiones más controvertidas de la evolución humana. Traen a la palestra la importancia que últimamente están adquiriendo los estudios sobre el ADN fósil y cuánta luz  pueden arrojar las comparaciones entre el genoma neandertal y el de los humanos modernos. ¿Influyó la genética en la supervivencia de una especie y la extinción de otra? Nuestra curiosidad e interés se ven estimulados por los posibles modelos que proponen los expertos para intentar explicar esta enigmática cuestión, pero la incógnita queda latente porque todavía faltan pruebas sólidas que permitan ofrecer una respuesta de consenso.

La visita a Atapuerca, bajo la dirección de tan cualificados guías, nos revela el poderoso impacto que han tenido estos magníficos yacimientos en la paleoantropología europea. En palabras de Jordi Agustí: «Se arrojó una nueva luz sobre los antepasados inmediatos de los neandertales, el llamado Homo heidelbergensis, y sobre nuestro propio origen». Complementa la información Eudald Carbonell añadiendo que «Atapuerca tiene aún mucho que decir. Lo que tiene de singular este yacimiento, que lleva ya 32 años de proyecto de excavación sistemática y continuada, es que sabemos, porque tenemos datos, que quedan miles y miles de restos fósiles de homínidos […] por descubrir» (página 80).

Una de las aportaciones más destacadas de Atapuerca ha sido revelar la presencia humana hace 1.300.000 años en la Península Ibérica, gracias a los hallazgos realizados en una cueva llamada la Sima del Elefante. Este hecho es de suma importancia, representó un cambio de paradigma ya que con anterioridad la comunidad científica asumía que la ocupación de Europa se había producido en una época relativamente reciente, hace unos 500.000 años.
Los descubrimientos asombrosos, sin embargo, no habían acabado. Tal como relata Jordi Agustí (página 111): «A principios de la década de 1990 se encontró en la pequeña república caucásica de Georgia, en el yacimiento de Dmanisi, una mandíbula que testimoniaba la presencia humana en Eurasia hace 1,8 millones de años, lo que envejeció la primera salida fuera de África en cerca de un millón de años con respecto a lo que hasta entonces se pensaba».

Hallar en el continente euroasiático fósiles tan antiguos como los africanos ha sido una verdadera sorpresa. Según Carbonell, la llegada de los primeros homínidos a Eurasia hace menos de un millón de años, «en realidad, era un dogma y no un planteamiento científico. En ciencia también abundan más de lo que sería deseable este tipo de planteamientos, y romper con ellos muchas veces resulta muy difícil» (página 114). «El descubrimiento de Dmanisi −continúa el experto− hizo replantearse muchas cuestiones sobre los orígenes y la expansión del género Homo.»

El interés del lector crece cuando Agustí corrobora a su colega: «Ciertamente, Dmanisi es un yacimiento que ha ido rompiendo paradigmas, uno detrás de otro. […]. Ha permitido demostrar que los primeros humanos que abandonaron el continente africano eran homínidos muy arcaicos, con un cerebro entre 600 y 700 gr.» En suma, después de Dmanisi, el panorama de la primera salida de África se ha complicado bastante. «Para bien o para mal −comenta Agustí− la realidad siempre se encarga de demostrarnos que es mucho más rica y desconcertante que nuestras hipótesis más elaboradas.»

Amplía el argumento Carbonell apuntando: «Como yacimiento [Dmanisi] tiene una importancia fundamental, porque suministra datos para plantear otro debate histórico, el de si el origen del género Homo se dio en Asia o en África. Es decir, volvemos a las discusiones de los pioneros de finales del siglo XIX y principios del XX. Cada vez que produce un descubrimiento singular, nuestros modelos entran en recurrencia. [Científicamente], lo que se debe ahora plantear es si es posible otro origen del género Homo que no sea el africano admitido por la comunidad científica, nosotros incluidos. […]. Lo que parece significativo es que siempre convergemos en los mismos problemas, pero con más información y nuevas formas de interpretación» (página 122).

Tras un interesante debate sobre el papel de la teoría de la evolución darwiniana en el pensamiento biológico (página 127), ante la pregunta de la periodista Yolanda García: «¿Tiene la evolución una finalidad determinada», Jordi Agustí responde categórico: «No, por supuesto. Aquí radica el descubrimiento de Darwin. Todo se basa en la selección natural […], un sencillo mecanismo que permite explicar la diversidad de los seres vivos. […]. No hay manera de predecir las direcciones que tomará la evolución en el futuro, dependen de las presiones ambientales de cada momento».

Según Eudald Carbonell, «en la ciencia y en la tecnología hay planificación, sentido y dirección; en la naturaleza no, esta es la gran diferencia. Pero Darwin fue capaz de encontrar una explicación sencilla a la evolución que, sin duda, es la nos puede ayudar a entender la complejidad de la vida».

Este libro, altamente recomendable, acaba con unas valiosas perlas en la que ambos estudiosos reflexionan sobre el ser humano.

«Como paleontólogo −cavila Jordí Agustí− dispongo de una visión completa de la evolución de la vida, desde sus orígenes hace 3.600 millones de años hasta el presente. El ser humano, se defina como se defina, ocupa una porción muy pequeña de todo ese tiempo, aparece casi al final […]. El ser humano es una especie más dentro de todo el proceso de historia de la vida, un producto más de la biosfera, una muestra de lo que es capaz la evolución […], nada más. Pero, por otra parte, se trata de una especie realmente curiosa, diferente de las demás con una serie de características que la hacen excepcional […]. Por tanto, mi opinión como paleontólogo es ambivalente, oscila entre las dos visiones, entre el “no ser nada” y el “somos excepcionales”.»

Eudald Carbonel expresa su perspectiva al considerar que «dos adquisiciones han sido fundamentales para bifurcarnos de los demás mamíferos y ser capaces de matizar la selección natural: conocer y pensar. Precisamente, estas dos características son las que en lo más profundo de mi ser deseo continuar haciendo; no veo futuro personal, y tampoco humano, si no somos capaces de perseverar en estas dos estrategias, las únicas que nos pueden hacer, en mi opinión, mejores personas».

La evolución sin sentido

Jordí Agustí y Eudald Carbonel
Ediciones Península (Atalaya)
Barcelona (2013), 159 páginas
ISBN: 978-84-9942-220-6

Categoría:
Publicaciones Recomendadas.

Carolina Martínez Pulido.
Doctora en Biología.
ACDC. 11Mar2015.


Enviado el Miércoles, 11 marzo a las 12:04:38 por divulgacioncientifica (1001 lecturas)
 
Opciones

 Imprimir  Imprimir                

 Enviar a un Amigo  Enviar a un Amigo

"Usuarios Registrados" | Entrar/Crear Cuenta | 0 Comentarios
Los comentarios son propiedad de quien los envió. No somos responsables por su contenido.

No se permiten comentarios Anónimos, Regístrese por favor